TIME:
Si es verdad que de tiempo y unicamente de tiempo estamos hechos (y de percepciones y de sensaciones que se sufren o se gozan durante ese segundo de conciencia presente) un disco de Robert Wyatt vendría a ser algo así como una reverberación, una amplificación de ese instante eterno.
Descubrir a Wyatt (de suerte que, en apariencia escaso, tenemos todo el tiempo del mundo para hacerlo) implica dejar teñir inconscientemente los estados de la conciencia -sucesivos o simultáneos, dependiendo de nuestra idea del Tiempo- de una nebulosa claridad. Y, como aquellos que necesitan de una aparición fantasmal para creer en Dios, uno no requiere mas que unos pocos segundos de cualquiera de sus tracks (sean canciones o no) para creer en la eternidad del "ahora", para refutar el pasado y el futuro. Para olvidar la propia vida.
Gracias Roberto.