AUDIENCIA NEFASTA:
Conclusión: Si tuviera que abogar por un tipo de oyente y existieran únicamente estas dos opciones: por un lado, el de radios como FM Hit, la 100 o Radio Disney; y, por el otro, el de la Rock & Pop, no tengo dudas de que, siempre y en todos los casos, mi elección se inclinaría por la primera alternativa. Es más, no es una cuestión de preferencia personal, sino que se impone un necesario destierro de esa mentalidad pacata, casi de señoras gordas que no ven una chorga desde su viudez, y que tan mal le hace al futbol(?).
No descubro nada: en la actualidad el rock es sinónimo de conservadurismo y por ende el rock es lo menos "rock" que existe. En una época para la cual la ruptura musical es una utopía (por lo menos en los niveles más populares), uno podría esperar, ya en el colmo de la resignación, alguna actitud "rockera" que legitime aquella prédica de "donde el rock vive". Pero no, hoy hasta el canal más infradotado (TELEFE) pone en el aire un material que, al lado del discurso arcaico de los gurues del rock, parece progresismo puro.
Dejé de escuchar la Rock & Pop por muchas razones, pero entre estas nunca me había planteado el verdadero tabú de la radio: la relación de honestidad que el oyente medio tiene para con la música que la radio pone en el aire. Mientras la audiencia de las FMs de hit disfrutan lo que le dan sin entrar en análisis del tipo "preferencias sexuales de los artistas", y solo con el placer como norte (gooooce, como dice hilakha), la radio del rock no se permite disfrutar si los que tocan no son bien machos (o lo aparentan) y, censura a quienes disfrutan "mariconadas", apelando a chistes fáciles (patentados por Pergolini) y a argumentaciones que nada tienen que ver con una crítica fundada: "los de Miranda son todos putos" reemplaza al "Miranda hace una música de mierda" en los mensajes que dejan los oyentes del "palo" (aquellos que tienen "aguante" y no son trolos), en una actitud que revela cierto miedo y que recuerda al personaje del film Belleza Americana: aquel militar retirado y gay reprimido, que odiaba a los homosexuales porque amenazaban su propia sexualidad -la normal, la que debería ser-, aunque en realidad sintiera vértigo en la cola. Y esto último no es falaz: de boca del mismo Olmedo (uno de los conductores de "Apagá la tele", programa de la noche de la Rock & Pop y escenario disparador de todas esta sarta de boludeces que estoy escribiendo) he escuchado que los mismos oyentes que se quejaban de la putez de Miranda "nunca se inmutaron cuando pasamos canciones de Virus o Duran Duran, por poner dos ejemplos de grupos supuestamente afeminados". Es claro: esos grupos ya no existen como amenaza porque su efecto ya fue amortiguado por la industria. Los ha masticado, tragado y vuelto a masticar sin que "el del aguante" sufriera algún cambio en su sexualidad. Pero Miranda no. Miranda nació devorado por la industria, mejor dicho, vomitado por esta, y esto ya es una alteración en el orden establecido. Alteración esta que, sin duda, genera pánico entre los conservadores del rock: Olmedo dijo que el 80% de los conductores y trabajadores de la radio, al enterarse del show que Miranda iba dar en su programa, descalificaron a la banda por su tan temida PUTEZ.
En fin. Año 2004, así estamos.
*Releyendo la nota me doy cuenta de que la escribí al revés, con la conclusión al principio. ¿Me habrá influido el tema?, ¿fondo y forma se mimetizaron?. Ja, que loco, no?. Que nabo, no?.
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