ETERNO RESPLANDOR DE UNA PELICULA LLENA DE IDEAS:

Eterno: Su tema recorre todas las épocas. Su atemporalidad (y porque no, su universalidad) nos incluye y es improbable, o por lo menos no sería lógico, permanecer insensible a un (des)amor así: frágil y dolorosamente sostenido por recuerdos. En su derrumbe Gondry construye un mundo virtual (vale decir ideal) que impacta no solo por su poder estético sino también por su sutileza, y es precisamente esto último lo que la hace perdurable.
Resplandor: Se trata de un film radioactivo, con serias consecuencias colaterales. La indiferencia es una postura insostenible y cada una de las escenas arraiga esta creencia hasta alcanzar una profundidad de tono y forma virtuosamente confundibles. Ninguna imagen, por inspirada que sea (y eso que abundan), logra borrar la incipiente melancolía del film. Si no te toca es porque no tenés sentimientos o no estás preparado para esto (no, no y no, no te acepto que me digas que se debe a que la peli es mala).
Película: Es excelente, ¿hace falta aclararlo?. Nadie apostaría (bah, por lo menos yo no) a una dupla como la que presenta "Eterno...". Pero no hacen falta más que un par de escenas para cerrarle el orto a todos. "Titanic" Winslet, más linda que nunca, brilla. ¿y Jimbo?. Carrey está muy bien, y para lograrlo, sobreactúa un necesario perfil bajo como única respuesta posible a su insufrible histrionismo (una escena al voleo: cuando ella se convierte, por obra y gracia de los recuerdos de Carrey, en la babysitter que lo cuidaba durante su infancia). ¿El resultado?. Una relación que se vuelve más querible y creíble a medida que "avanza" la destrucción del mapa mental de su protagonista masculino.
Ideas: La aniquilación del recuerdo como tránsito inútil y crecimiento repetidamente coartado. El dolor como disparador de recuerdos y necesario paso para el verdadero olvido. La Historia que es vivida por el Hombre o el Hombre que es vivido por su Historia. La imposibilidad de escapar de nuestro destino, que se divierte con nosotros -tal como lo hace la dupla Gondry/Kaufman. Y acá hago un alto (más que nada porque se me acabó el verso). Mientras nosotros nos ocupamos de menesteres domésticos y mundanos (porque ¿que otra cosa es un relación que nace u otra que se muere?), ellos (Gondry/Kaufman) se muestran inalcanzables. Perdón, "muestran" no es la palabra correcta. Mejor dicho, ellos se piensan o se imaginan. En otras palabras, se encuentran allí, recorriendo los oscuros laberintos de la mente, pasajes ideales pero llenos de vida, vericuetos fantásticos, que les permiten "sacar" historias innovadoras, sensibles y emocionantes. Tan sensibles y emocionantes como la historia más vieja y simple del mundo.