VOLVERE Y SERE POSTEOS (... Y NO CHOREOS):
Estimadísimos lectores (si es que todavía me queda alguno), yo sé -porque así me lo han hecho saber (mentira!), porque lo he sentido en los huesos (mmmmmmmmhhh!?!?!)-, que ustedes se preguntan, no sin un dejo de ansiedad, qué es de la vida del gran Dosto, aquel que nos ha hecho reir, cuando intentó emocionar, y llorar, cuando apeló, en la forma más básica y penosa posible, a algo débilmente emparentado con el humor. Entiendo: es difícil soportar una abstinencia tan prolongada de algo así de necesario. Por eso, para paliar tanto dolor, para que no crean que los abandoné así como así, les dejo un fragmento tremendamente querible de lo único que vale la pena de la La Mano* de Junio: un cuento del escritor y periodista uruguayo Gustavo Escanlar llamado "40". Disfrútenlo (y agradézcanme, ya que les ahorre dolorosos $6,90)
"... Uno llega a este estado de frigidez y congelamiento que llamamos vida cotidiana por miedo. Toda mi vida tuve miedo. Miedo a mis padres, a los maestros, a la policia, a los profesores, a los estudiantes que tiraban piedras, a Narciso Ibañez Menta. Miedo a que los niños más grandes, los de quinto o los de sexto, me cagaran a patadas. Miedo a que los pupilos del colegio me cogieran, como se lo cogieron a Bertolotti en el baño. Miedo a ser maricón, trolo, puto, homosexual, centauro. O que los demás pensaran que lo era. Miedo a que a la salida de "The Wall" un milico leyera mis pensamientos y me llevara en cana. Miedo a desaparecer, a que me metieran la picana. Miedo al ridículo, a la exclusión, a la marginación, miedo a que nadie quisiera bailar conmigo en las fiestas de quince, miedo a que no me gustara la música cool, a ser terraja. Miedo a quedarme sin trabajo, miedo a no tener casa, miedo a no tener guita.
El miedo no me dejó elegir: tuve que obedecer, que amoldarme, que volverme transparente. Decir que sí, ser uno más. Uno termina haciendo lo que le dicen que hay que hacer.
De última, en el mejor de los casos, uno puede encerrarse, edificar un bunker dentro suyo, llevar vidas secretas..."
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*(Párrafo aparte: la sección de crítica de discos de La Mano es cada vez más pobre ¡definitivamente ya no escuchan discos!, hacen una crítica de cinco renglones que podría escribirla cualquier salame que esté mas o menos al tanto de los últimos "grandes" lanzamientos. Es lamentable que habiendo tanta música en el mundo, haya gente que, con todas las posibilidades a su alcance, esté tan poco interesada en escucharla y difundirla)
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