NegrosBastanteAltos (¡que chiste pelotudo y viejo!):
Con la NBA me pasó exactamente lo mismo que me pasa con aquellos grupos de música que son de mi agrado y que, de un día para el otro, se vuelven extremadamente conocidos y aceptados: en ese instante me dejan de apasionar. Es un defecto, lo admito, y una mierda elitista de snob pelotudo, pero no lo puedo evitar. Odio cuando la gente que nunca en su vida vio un puto partido de Basket entero, se te pone a hablar del Manu y de cómo perdió tal o cual pelota o como hizo tal o cual doble, lo odio. Nunca en su perra vida se quedaron hasta altas horas de la madrugada soportando la pesadez de los párpados porque tu jugador preferido (en mi caso Jason Kidd) era transmitido por única vez en la temporada (hace unos años, cuando Kidd no estaba en New Jersey nuestros amigos de ESPN no se habían avivado de que era un jugadorazo). Luego, deducir como gente tan oportunista y nefasta como Daniel Hadad tiene éxito en los medios es muy simple: entienden a la perfección el triunfalismo nacionalista del argentino medio y te ofrecen el espectáculo solo cuando el triunfo (y la guita) está asegurada. Todo esto viene a cuento de que hoy me enteré, casi de casualidad, que empieza la NBA. Increíble para alguien que, hasta el año pasado, se sabía todos los rosters de memoria antes del comienzo de cada temporada (si, lo admito era un nerd de la NBA). Así y todo, la noticia me alegró el día y obviamente a las 22:00 hs. voy a estar ahí, prendido a la caja boba, para disfrutar el deporte más hermoso del mundo (si, ¿y que?, ¿acaso hay otro mejor?).
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